don't shiver...
Era una hoja que estaba a punto de caer. Una de esas que no tiene otro camino ya que es víctima del viento y el otoño.
Y sabiendo que pronto se alejaría de la rama que la unía al resto del árbol, pensaba en la manera de despedirse de él.
No con palabras. Tal vez reflejando la luz del día en las gotas de agua que la cubrían por la mañana. O tal vez con los colores que con el pasar de los días pasaban de verde a amarillo. O tal vez con el suave movimiento que hacía al encontrarse con el viento. Son otras formas de decir adiós.
Pero un día un niño vino y la arrancó. Y se secó rápido en el suelo, y el árbol no sintió nada, pues habían muchas otras hojas, cubriendolo de verde.
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