Sunday, April 23, 2006

i will lay me down...

quién me ayudará a entonar un coro cuando una sola voz no alcance?
qué huellas podré perseguir para no quedar a medio camino?

cuando las montañas crezcan me sentiré enano
en medio de la noche no encontraré otra sombra que la mía
entre la hierba crecida no sabré si una fiera está al acecho
al soplar un viento frío mi mano izquierda solamente podrá tomar la derecha

a quién pediré ayuda cuando me consuma la melancolía?
quién me prestará su tiempo para que lo desperdicie en mis tonterías?

Wednesday, April 05, 2006

La resistencia

El miedo es el único gobernante. Los que tienen el gatillo cerca del dedo y los que tienen el cañon en la dorsal lo saben. Ambos se subordinan ante el único amo. Cuál de los dos destinos es más obscuro? Aquel del que vende sus principios por el derecho a una burda existencia, o aquel de quien desaparece en medio de la niebla sin que se sepa si fue un héroe o un traidor?

La palabra traidor se encarna en diferentes personajes. Un estudiante que en medio de la confusión no puede elegir entre el verdugo y el condenado. Un camarada que intercambia dolor por un par de nombres. Un testigo circunstancial que compra su regreso a la rutina. Una madre que no puede ofrecer la carne de sus hijos a cambio de patriotismo.

No es posible saber la reacción hasta que la situación se haga real. Las suposiciones no interesan. Los valores pueden desvanecerse en segundos. El apego animal a la vida puede hacer insignificante toda una colección de convicciones e ideología. El héroe y el villano pueden nacer de un impulso inesperado, un mínimo detalle hace las diferencias. El premio puede ser una medalla o un fusilamiento. Ninguno compensa merecidamente al galardonado.

Monday, April 03, 2006

el país de los bolcheviques

Mr. West se interna en la jungla que su incontestable publicación le ha descrito, y que su lavable mente le ha hecho imaginar. No encontrará mas que malandrines y enemigos, en medio del hielo implacable que sólo responde a los deseos del invierno ruso.

Caos reinante y precariedad generalizada, expuestos ante los ojos de quien vive en la esfera reducida del progreso citadino norteamericano. A pesar de quedar reducido al ridículo, Mr. West sorprendentemente no encarna un insulto flagrante a las 50 estrellas. Aun faltan conflictos mayores para que nazcan temores más destructivos.

Pero no todo es simplemente tirar cañonazos al buque del frente. Existe una realidad hiriente que ni la propaganda es capaz de ocultar. Trasluce la miseria. Más allá de los panfletos, existe un submundo que se desarrolla lejos de las luminarias, y que seguirá desarrollando durante mucho tiempo más bajo las alfombras rojas de los ejércitos.

Propaganda de mas o de menos, resalta el naciente antagonismo. El retrato bolchevique, ridiculizado por los mismos bolcheviques es digno de atención. Poblados bigotes y abundantes pieles, aspecto salvaje y casi simiesco. La deformación del mujik. Pero del otro lado está el campirano incorregible, pistolero insensato, naive y maleable.

Cuando la revolución tiró por la borda la tradición e izó los pabellones rojos, ya tenía en claro que para buscar rival, tenía que atravesar algún océano. Mr. West está bordado en un molde tan estereotipado como el de los bolcheviques de sus revistas. Y sucede que la doble incomprensión, retratada como comedia y burlesque, en la realidad crearía cortinas de hierro, guerras frías y otro tipo de incongruencias.